Transahareando

Me gustan los contrastes…
Su piel oscura. La arena blanca de aquella playa que hace honor a su nombre.
El desierto y el oceano. Abrazandose.
El ardiente Sahara, exhalando su calor al mar.

Nosotros.

Nuestra aventura improvisada sin rumbo fijo.
Una medusa de otro planeta.
Una tienda de campaña para cobijarnos del relente que escupe salitre en la noche, invitando a madrugar.

Acantilados.

Caminos invisibles, entre barrancos, que nos revelan calas solitarias, solo para nosotros.
Para refrescar dos almas sedientas de aventura. Atravesando el Sahara allá por donde susurra al mar.
En desoladoras «tierras de nadie», codiciadas por todos.

Solitarias.

Solitarios nosotros. Viajeros errantes.
Trazando un recorrido de vivencias que forjan nuestra unión a golpe de experiencias compartidas, dibujando huellas difusas, en arenas que se lleva el viento. En playas que luego barre el mar.
Efímeras en la tierra.
Eternas, en nuestras almas nómadas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carretera y manta: sin fronteras (transahareando)

Este post forma parte de una serie temática llamada «Carretera y manta: Transahareando sin fronteras»
Empezó con una frontera cerrada y un viaje que se esfumaba, y finalizó con un gran viaje inesperado, salvaje e inolvidable.

Lee las publicaciones en orden aquí:

 

 

 

 

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4 comentarios en esta entrada

  1. Un placer leerte, como siempre.
    Un abrazo.
    Xoana

    1. Un placer leerte, como siempre también a ti Xoana!!
      De a poco me voy poniendo al día con este viajazo! la maternidad me tiene absorbidaaa 🙂
      un abrazo!!

  2. No podía estar mejor expresado!!!. Buenas reflexiones.

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