Tissnt: Otros mundos tras las cortinas

TISNT: OTROS MUNDOS TRAS LAS CORTINAS

Caminamos a través de las calles de tierra del casco antiguo. La kasbah está construida en piedra y adobe. Las casas están dispuestas a lo largo de una suerte de pasadizos con pocas aperturas al exterior, con el fin de burlar el calor y conferir rincones sombríos y frescos.
Mi chilaba se seca instantáneamente con la brisa cálida.

Mohamed y Kada caminan a paso ligero y hablan animadamente. Yo les sigo a trompicones y me paro embelesada en cada esquina en la que descubro algún detalle para inmortalizar.

kasbah de Tisnt

 

ruinas en kasbah de Tisnt

 

modernidad y tradición en kasbah de Tisnt
modernidad y tradición en kasbah de Tisnt

 

Las coloridas telas que usan las mujeres de vestimenta, cubren las entradas de las casas rompiendo el monótono color de la piedra y haciendo las veces de cortina.
Las puertas permanecen atrás abiertas
, invitando a la brisa a entrar, impidiendo el paso a la mirada intrusa. Permitiendo mantener un mínimo de intimidad.

Las voces de dentro se filtran por los quicios de las puertas e invitan a imaginar vidas ajenas.

Estoy tan ensimismada que pierdo de vista a los chicos, mientras continúo caminando por esas calles laberínticas, sin referencia del exterior.

 

las cortinas de kasbah de Tisnt

 

Los reubico siguiendo el sonido de sus voces en el silencio envolvente. Me esperan fuera de la kasbah, junto a la acequia que la bordea. En ella chapotean un grupo de niños.
El musgo que ha creado la humedad en el suelo del canal, lo usan como tobogán, deslizándose varios metros acequia adelante.
Las niñas del grupo los contemplan sentadas al borde
de la construcción de cemento, permitiéndose, solamente, remojar sus pies.
Me cuentan que en un rato tienen clases de religión con el imam, a las que soy invitada, y éste les prohíbe acudir a la mezquita mojados.
A los varones parece importarles poco.

Me quedo divagando sobre la disciplina impuesta a las mujeres, traducida en obediencia, que no consiguió persuadir a los chicos.

 en la acequia de Tissnt

 

en la acequia de Tissnt

 

en la acequia de Tissnt

 

en la acequia de Tissnt

 

Mohamed nos cuenta muchas curiosidades sobre su cultura. A pesar de ser amazigh (bereber) y estar nosotros bien familiarizados con este mundo, en esta parte de Marruecos, tienen carácter genuino, con algunas prácticas y vestimentas propias.

No sé en qué momento de la conversación dejamos atrás la acequia y volvemos a caminar por el interior de la kasbah. Yo me limito a seguir a Mohamed entre las coloridas puertas de vaporosas telas, mecidas al viento… dejando atrás las historias que cada una esconde.

Moha se detiene frente a una de ellas, descorre con su mano la tela y me invita a cambiar de mundo.


Kada y él se retiran a hacer algunas compras y me dejan sola tras aquella cortina morada, formando parte, por unas horas, de la cotidianeidad de la familia.

Cuando vuelven a buscarme, me encuentran acicalada, vestida de pies a cabeza, y adornada con las joyas y vestimentas típicas de la zona.

 

familia en Tissnt

 

Hemos intercambiado risas, anécdotas y cruzado curiosidades sobre nuestras respectivas vidas.
Hablamos de la vida, de los contrastes culturales, de religión.
Al final, a pesar de tan distintos, en el fondo somos muy parecidos. El amor por la familia, el sentido de protección, la búsqueda de la felicidad, nos acercan aquella tarde y burlan las fronteras que hace días nos cerraron en un aeropuerto, impidiéndonos viajar a Cabo Verde.
Sin embargo, a pesar de la división mundial, y las distintas peculiaridades culturales, somos una misma raza, de distintos colores, olores y sabores.

Me despiden entre abrazos y bendiciones.

La abuela me mira a los ojos desde su rostro arrugado. Me estrecha entre sus brazos, me desea la Baraka (bendición divina) y augura a su vez un feliz matrimonio y un embarazo temprano. Me hace prometer que volveré a visitarlos.
Me besa en la mejilla. Yo le beso la mano y la cabeza, en señal de respeto. Le sonrío y me marcho, sintiéndome ya bendecida por haberme permitido compartir una tarde con ellos.

 

anciana en Tissnt

 

Mohamed se despide de su familia y volvemos al hotel en el que trabaja como encargado, dónde romperíamos el ayuno de Ramadán junto a él.

Esa noche duermo mecida por el arrullo del agua. Mis pensamientos me hacen vagar nuevamente por las calles de la kasbah, descubriendo nuevas historias, atravesando sus cortinas… Sin saber si es vivido o soñado… En ese estado onírico e hipnótico propio de estar de viaje.

 

Tissnt
Así finalizo mis días en Tissnt. Refrescandome en la piscina del hotel en el que trabajaba Mohamed, al que fuimos invitados

 

Pocos meses después de las vivencias de este relato, descubro que estoy embarazada. Un año después, eramos padres.
Hoy, casi dos años más tarde ya, soy madre, como auguró la anciana.
Algún día, mas pronto que tarde, volveré a descorrer esa cortina morada, para enseñarle la bendición con la que fui agraciada.

 

Carretera y manta: sin fronteras (transahareando)

Este post forma parte de una serie temática llamada “Carretera y manta: Transahareando sin fronteras”
Empezó con una frontera cerrada y un viaje que se esfumaba, y finalizó con un gran viaje inesperado, salvaje e inolvidable.

Lee las publicaciones en orden aquí:

 

 

 

 

Contratar seguro de Viaje

4 comentarios en esta entrada

  1. Oh!! Me ha encantado, estaba leyéndote y caminando por las callejuelas de tisnt! Algún día tenemos que ir todos juntos a aventurear por el antiatlas 😀

  2. Me ha encantado Alicia.
    Unha aperta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio esta protegido por reCAPTCHA y laPolítica de privacidady losTérminos del servicio de Googlese aplican.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.