Los días en Dakar
Las andanzas por la famosa capital de Senegal fueron como una bofetada tras la tranquilidad de Lompoul.
bajar en el bus que cubre el trayecto Thies-Dakar,a las 17:00 con un calor considerable, el hambre, el trafico, el ruido y la desorientación en general que llevábamos, fue todo un shock.
Consideramos que comer era la mejor opción para coger fuerzas y enfrentaros a los que nos esperaba…
A riesgo de sufrir una merecida cagalera por comer en el lugar que desancosejaría toda guía de viajes, sobrevivimos al desafío y ya con fuerzas repuestas salimos a hacernos con la ciudad (?).
Nada de eso, en realidad lo que paso:
Saltamos a la carretera, donde vehículos de todo tipo corrían a velocidad del rayo, nos dirigimos al barrio donde encontramos información del albergue mas barato (y descubrimos en la búsqueda lo carísimo que es Dakar), regateamos el precio de un piso compartido con algunos senegaleses, bajamos a la tienda de abajo para comprar algo para cenar, engullimos la comida y y con lo único que nos hicimos fue con la cama.
Barrio de Yoff
Costó arrancar, pero ¡allá íbamos!
habíamos elegido alojarnos la primera noche en el barrio de Yoff, bajo recomendación previa, y porque parecía que era la zona mas económica, dentro de lo poco económico que es todo en la capital.
Yoff es la parte mas independiente de Dakar, lo que fue la cuidad inicialmente antes de convertirse en capital del país, cuando solamente existía una pequeña comunidad de pescadores de la etnia Lebou.
Hoy día siguen habitando el pueblo, y al parecer cuentan con su propia organización, costumbres y leyes, dirigidas básicamente por la hermandad islámica Layene, como una especie de “República Teocracica”. No hay policía ni funcionarios del estado, y cuentan que tampoco hay crímenes.
Son también conocidos por sus danzas y rituales de exorcismo.
La etnia Lebou tiene representación casi exclusivamente en Dakar y su actividad principal es la pesca. Nos contaron que los Lebous, cuando tiene una mala racha de pesca, montan una vaca a una barca y la lanzan al mar, como una ofrenda para ser compensados con tiempos mejores en sus labores pesqueras.
Empezamos nuestras andanzas por la capital con un largo paseo por la playa, seguido de un mas largo recorrido, por el fallo del GPS que Kada lleva integrado en su cabeza, que nos permitió conocer todo Yoff.
Finalmente nos trasladamos a nuestro nuevo hogar, con el que sería nuestro anfitrión los próximos días.
Barrio de Ouakam
Meca, como se llama nuestro nuevo amigo, vive en el barrio de Ouakam, un lugar que a mi personalmente me pareció realmente tranquilo y con características propias.
Sus residentes son mayoritariamente musulmanes y resulta muy curiosa la mezcla de estos y sus diferentes formas de practicar la religión.
De a misma forma que escuchas al Muecin llamar al rezo, escucharás los cantos de los Bay Fall al anochecer invadiendo las calles.
Todos ellos unidos por un mismo Dios, Allah, y los 5 pilares del Islam.
Meca, su hermana, sus padres, sobrinos y el resto de vínculos con los que convivía que nunca llegamos a entender o saber, nos hicieron sentir como en casa, e incluso se animaron a venir con nosotros a recorrer la ciudad.
Así pasamos los días entre visitas por aquí y paseos por allá:
Conocimos la Gran Mezquita, subimos a uno de los 2 únicos montes de la península de Cap Vert (Dakar y alrededores), llamado “Les Mamelles” por su similitud con 2 pechos, donde se alza la reciente escultura a la libertad (en el otro pecho está el faro)
Paseamos la isla de Ngor y cenamos con Gracia, una española afincada en Dakar desde hace algunos meses regentando su propio negocio.
La bombardeamos a preguntas y dudas que íbamos arrastrando a lo largo del viaje y nos regaló un puñado de consejos y recomendaciones.
La guinda del pastel la dejamos para el último día… Isla Goré
GORÉ: LA ISLA DE LOS ESCLAVOS
Esta era la parte que mas me interesaba de Dakar, y no me defraudó.
por su parte Kada, por su relación ancestral con la historia del comercio de esclavos en África, disfrutó especialmente la visita.
Si sumamos el ferry para llegar hasta allí, la entrada a la isla, la entrada al museo de la casa de los esclavos, y el ferry de regreso, la visita a la isla no es especialmente económica, pero para mi, mereció la pena.
La isla está compuesta por un trazado de calles sin asfaltar, y se respira un ambiente muy tranquilo ya que por sus 25Ha no circula ni un solo coche.
Las casitas coloniales, coloridas y decoradas con buganvillias, los variados e interesantes museos, y las numerosas casas de artistas que adornan las calles con cuadros, artesanía y otras esculturas hacen el encanto del lugar.
Las construcciones se alzan sobre una pequeña montaña y en la parte superior hay una bonita vista del mar, de Dakar, y de los tejados coloniales de las casas de Goré.
LA MESON DES ESCLAVES
Pero a pesar del ambiente colorido de la isla, se respira un aire trágico y melancólico al recordar que este lugar sirvió durante los siglos XVIII y XIX como almacén y centro de trafico de esclavos.
Son muchas las casas de 2 plantas construidas en esta época para albergar esclavos en la parte baje y usar como vivienda su parte superior.
la Meson Des Esclaves es un ejemplo de ello. Construido en 1876 para albergar carga humana y renovado por los Holandeses ya en 1990, esta casa es hoy día un museo donde conocer la trágica historia de la esclavitud.
En la parte baja se conservan las mazmorras, que albergaron a hombres, mujeres y niños separados y hacinados a la espera de ser embarcados a América, si es que no morian antes o durante el trayecto por las condiciones infrahumanas a las que estaban sometidos.
La parte superior muestra las detalladas explicaciones de los hechos, redactados por Joseph Ndiaye, y algunos instrumentos de la época, utilizados para encadenar o transportar a los esclavos, capaces de poner los pelos de punta imaginando los verdaderos horrores que acontecieron.
Terminamos la visita de la capital, dando un paseo por el ajetreado barrio de medina y su mercado de todo lo habido y por haber, antes de regresar a casa a descansar y prepararnos para recoger a Sonia, nuestra ultima componente, en el aeropuerto y seguir la ruta.
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Soy Alicia , el alma nómada tras las lineas de este humilde blog.
Mi curiosidad hacia el mundo me llevó a viajar por a África.
En Marruecos descubrí mi pasión por el desierto, y me fui a vivir entre dunas.
También emprendí y pasé de nomadear en solitario, a formar una familia viajera intercultural.
Criando y viajando, entre dos tierras, por le mundo. Con raíces y alas.
Tengo una agencia de viajes (www.tourpormarruecos.com). Fotografío y escribo.