Tras encontrar a Khali, hemos pasado los siguientes días viajando casi sin parar.
Khali se sorprendía de la facilidad con la que pasamos los controles militares y de policia las mujeres, en esta zona abundan, algunos casi a escasos metros del anterior. Se rie contándonos el dineral que pierde en propinas atravesando el Sahara Occidental.
Nos comimos los kilómetros en dirección a la frontera mientras atravesabamos las desérticas tierras del Sahara Occidental y sus desoladores e interminables paisajes que invitan a la introspección.
Muchos asegurarán que no hay nada que ver allí. Pero los amantes del desierto, como yo, entenderán la sensación de paz interior que transmite el atravesarlos.
Llegamos a la frontera sobre las 4 e la madrugada, aparcámos en la caravana de coches que ya hacían cola para atravesarla, y dormimos como pudimos hasta que comenzó el movimiento.
Una propina por aquí, otra propina por acá y ya estábamos casi encabezando la fila de coches.
La aduana marroquí nos llevó apenas una hora.
Sello de pasaporte.
Revisión del coche.
Avanzar 200 m.
Hacer cola para la revisión del sello del pasaporte y ¡Hasta pornto, Sahara Occidental!
Hasta llegar a la aduana Mauritana hay que recorrer un tramo de “tierra de nadie” atravesando una escabrosa pista de tierra dura, arena y basura, con montañas de televisores viejos, pura chatarra y coches abandonados a ambos costados.
6 kilómetros después, la aduana de Mauritania, donde ya nos esperaba Papu, el cuñado de Khali, para ayudarnos con los trámites.
En teoría en Mauritania no se trabaja ni viernes ni sabado (en los paises musulmanes el viernes es el dia de rezo y descanso en familia) pero a nosotros nos arreglaron el visado “ipso facto” (después de unos 45 min de cola) un sábado por la mañana, previo pago de 50 euros -precio estandard para una estancia de 30 días en el país para los extrangeros. 35 euros para los pertenecientes a la Comunidad Africana-.
Mientras nosotros sellábamos, Khali arreglaba los papeles de su coche matricula de Suiza, y cuando hubimos terminado, al otro lado, nos esperaba el mejor de los recibimientos al pais: un enorme plato de patatas fritas y carne de cordero, que sería lo 1º que nos echaríamos a la boca trás una jornada fronteriza.
¡Al fin en Mauritania!
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Soy Alicia , el alma nómada tras las lineas de este humilde blog.
Mi curiosidad hacia el mundo me llevó a viajar por a África.
En Marruecos descubrí mi pasión por el desierto, y me fui a vivir entre dunas.
También emprendí y pasé de nomadear en solitario, a formar una familia viajera intercultural.
Criando y viajando, entre dos tierras, por le mundo. Con raíces y alas.
Tengo una agencia de viajes (www.tourpormarruecos.com). Fotografío y escribo.