El Ramadan en el desierto es especialmente duro los meses de verano.
A lo largo del día, las temperaturas no bajan de los 37º, llegando a alcanzar mas de 45º.
Hace calor a la sombra y el cuerpo suda también en reposo. Por tanto: pierde agua-pide agua.
A pesar de que la gente está muy acostumbrada al Ramadan,
no hay que negar que en estas zonas los fieles hacen grandes esfuerzos para completar cada día de ayuno:
Yo doy fé de ello.
En varias ocasiones acompañé a amigos y amigas en el ayuno: en un primer momento por empatía, por saber que se siente, por superación personal, y en parte también por no comer ni beber delante de los que ayunaban y convivían conmigo.
Aunque no lo hice por fé, si una parte de Ramadan es la reflexión y ponerse en la piel del pobre, valorar el agua y el alimento, sin duda lo hice.
Viajar también es experimentar…
Y esta es la experiencia en uno de los días más calurosos y duros de ayuno en Ramadan en el desierto para mi:
Los segundos parecen días, los minutos años….
Paso las horas intentando engañar a la percepción. Me convenzo de que es una hora menos de la que en realidad es, así cuando miro el reloj me llevo una buena dosis de motivación para seguir «no queda tanto como pensaba!»
Cada instante se convierte en una lucha cuerpo vs mente, desesperación vs control emocional, sueños vs vigilia.
Mi mente poco a poco se ralentiza. Quisiera, y no puedo, aprovechar tantas horas vacías para llenarlas de pensamientos. Para meditar y reflexionar, y así obviar el dolor del hambre y la sed que me pinchan muy dentro, en la garganta y la boca del estomago.
Y olvidar ese mal sabor de boca y la nausea continua del vomito que no termina de salir porque no hay nada que echar.
Las emocionantes charlas de otros días, perdieron su fuerza hoy. Ahora somos mas duros que ayer, pero optimizamos mas la energía:
Hay días que sacamos esas ganas de pasar horas charlando y hacer burlas al tiempo. Otros no damos para mas que para dormir, o intentarlo.
El calor no ayuda, los 40º de temperatura hacen sudar cada poro de mi cuerpo. Aunque permanezca en reposo, hacen la sed inevitable.
Como zombis deambulamos buscando las habitaciones mejor orientadas, los rincones mas fresquitos para descansar. Abrimos puertas y ventanas para lograr una mínima corriente que nos de un poco de aliento, pero hay días que el desierto escupe fuego… y tenemos que cerrar todo.
Una ráfaga de aire semi fresco entra por la puerta y viaja hasta nuestros cuerpos desvanecidos, nos mece plácidamente y nos invita al sueño… aprovechamos la oportunidad para dormir tanto como podemos o nos permita, dando así algunas zancadas en el tiempo.
Mis sueños se entremezclan con los gritos de los chicos que decidieron amenizar las horas jugando a las cartas.
Y cada vez que una oveja bala fuera, deliro pensado que es el Mu’addin que va arrancar con la llamada al rezo.
Me incorporo, miro al reloj:
«Todavía las 15:30»
Faltan 4h y media.
«Bueno, tengo muchas cosas que hacer y trabajo que atender, eso hará pasar el tiempo más rápido»
Compruebo la conexión a internet, No va.
«Mierda, la cobertura también anda de Ramadan. Si sigue así tendré que ir a trabajar a Merzouga…»
Me levanto y voy al grifo para mojar mi turbante. Lo estrujo bien y no tengo suficientes fuerzas para escurrir las ultimas gotas.
Vuelvo a tumbarme y me cubro de pies a cabeza con él.
Siento como la tela fresca se pega a mi cuerpo, es casi como sumergirse en una piscina.
Disfruto de la sensación y trato de aprovechar la tregua del calor para pegar un último tirón al día.
Duermo hasta las 17:30h
Ahora si, no queda nada.
Mi ropa sigue húmeda, pero la calentó la temperatura ambiente.
Consigo trabajar unas horas, distrayendo la mente…
Los últimos 30 minutos los paso cambiando de postura en el suelo, arrastrándome de un lado a otro, jadeando como un perrito sediento y provocando la risa de los amigos con los que comparto la agonía. Algunos no me creyeron capaz y se pasaron el día ofreciéndome agua.
El reloj marca las 19:35pm. 16 horas de ayuno…
¡Ahora si!
¡Allah wa akbar!
¡A beber!
y a seguir reflexionando…
Durante varios años he vivido el mes musulmán del ayuno en diferentes países en los que se practica el Islám (Marruecos, Mauritania e India), lo haya practicado o no, me ha servido para aprender mucho. Observar mucho también. Aunque me faltaba, evidentemente la parte de la Fe.
El Ramadan es algo privado, que se debería de practicar mas de corazón y de fe, que de apariencia.
Es una práctica introspectiva en la que hay que mirar dentro de uno, y no hacia afuera. Criticar si uno ayuna o no ayuna ya va en contra del propio Ramadan (que no es precisamente un mes para el «critiqueo») y que NO todo debe centrarse en el ayuno únicamente. No se trata de una prueba de resistencia solamente…
La reflexión es el centro de todo (en mi opinión). Es el fin.
Aunque, como conté en mi experiencia, ayunar en el desierto, en pleno verano, es muy duro, porque la falta de agua especialmente no te deja casi ni pensar. Pero también es cierto que de ese «sufrimiento» se pueden exprimir muchas reflexiones, sino en el momento del ayuno, después de…
Al final del mes de Ramadan hay que sacar mas que el propio ayuno…
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Soy Alicia , el alma nómada tras las lineas de este humilde blog.
Mi curiosidad hacia el mundo me llevó a viajar por a África.
En Marruecos descubrí mi pasión por el desierto, y me fui a vivir entre dunas.
También emprendí y pasé de nomadear en solitario, a formar una familia viajera intercultural.
Criando y viajando, entre dos tierras, por le mundo. Con raíces y alas.
Tengo una agencia de viajes (www.tourpormarruecos.com). Fotografío y escribo.
Sin duda una gran experiencia. la fè mueve montañas. Abzos
Y tanto que si Ruben! Desde mi humilde experiencia, creo que mucho entrenamiento o mucha Fé hay que tener para sacar la fuerza de voluntad suficiente para hacer Ramadan durante años, a 50º de temperatura…
Y de ello si puedo dar fe! Vivirlo para «entenderlo»!
Un abrazo!