¿Os pasó que…?
Estáis viajando y la ruta avanza pasando de una ciudad, pueblo, aldea, paisaje… a otro, quedando maravillada, sorprendida y a veces también decepcionada con cada sitio nuevo que pisas.
A unos destinos dedicas más tiempo, a otros menos, pero el recorrido de alguna forma fluye. Siempre llega el momento de marchar.
De repente llegas a un lugar que te fascina y te atrae de una forma algo más especial.
El tiempo se detiene. Te quedas como atrapada allí.
Igual que la mosca que revolotea alegre e ingenua en la dirección que se le antoja y de repente cae indefensa en la tela de araña.
Súbitamente te olvidas de todos esos sitios fantásticos que te quedan por descubrir:
¡Quieres quedarte allí!
Caes perdidamente enamorada del lugar.
Da igual si es grande o pequeño, si hay mucho o poco que hacer.
No importa si es un sitio muy turístico o remoto y solitario.
Tú sabes que es «TU LUGAR»
Mi rincón «tela de araña»
Exactamente esto me pasó a mí con el desierto.
Mi primera experiencia en las dunas fue más bien caótica.
La segunda se alargó más de lo previsto en la ruta planeada, pero me siguió pareciendo breve.
La tercera vez aprendí tantas cosas nuevas que a pesar de haber pasado bastante más tiempo que las dos anteriores, me sentí «a medias» todavía.
La cuarta, la quinta y la sexta… me engancharon tanto que entre un viaje y otro apenas pasaba un mes…
Y poco menos de un año me costó darme cuenta que «el desierto me llamaba».
Hoy día, cuando salgo a España o de viaje por otros sitios, lo echo de menos casi como los primeros días.
No puedo evitar comparar otros lugares con el desierto, y aunque sean paisajes o rincones increibles… el desierto simpre siempre gana la competición.
Creo que todos tenemos esos instantes «tela de araña». Sitios con los que soñamos en la distancia. Lugares idílicos.
Soy defensora de seguir esa «llamada» y dedicar algún tiempo a un lugar que te llamó especialmente la atención. Hay quien lo deja todo para ir a un lugar que le gustó especiamente.
Pero también creo que es importante, saber distinguir entre atracción real, que es totalmente subjetiva ya que no todos viajamos de la misma forma ni buscamos las mismas cosas, y atractivo idolatrado o mitificado, distorsión de la realidad a nuestro antojo. Lo que puede llevar a decepciones.
En mis 4, 5, 6 años y pico de desierto he visto pasar a mucha gente que llega ilusionada con una idea del lugar, y huye meses después con otra.
Si, el desierto es precioso.
Parece un paisaje dibujado a óleo, con tonos tan alegres que pueden llegar a despertar tal sentimiento en el propio estado de ánimo.
Pero el desierto es mucho más que eso si lo vives y lo bailas a su amor.
El desierto y las gentes que lo habitan, tienen una mentalidad, una cultura, una religión y un hacer concretos, que si bien no hay que seguir estrictamente, hay, como poco, que respetarlo y de alguna forma, entenderlo.
Es un error llegar con una mentalidad occidental y muy abierta, creyéndose que se está en lo cierto en cada afirmación que se hace e imponiendo dichas ideas e ideales.
Y es inteligente hacerlo tratando de expresarse siempre desde el más sumo respeto hacia la cultura en la que penetras y hacia la opinión del otro.
No se trata de estar conforme con todo lo que ocurre a tu alrededor, pero si respetarlo y ser prudente a la hora de opinar.
En determinados lugares es preferible dejar que sean ellos primero, los que den su opinión negativa hacia algun aspecto cultural.
Solo así, llegando sin ostentar, con humildad y valorando y sumándose a la vida sencilla que allí se vive, es la única forma de filtrarse por las rendijas de esos duros pero enormes corazones de arena, y ser respetado, como uno más.
¿Cual es u logar «tela de araña» y como es la vida en el?
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Soy Alicia , el alma nómada tras las lineas de este humilde blog.
Mi curiosidad hacia el mundo me llevó a viajar por a África.
En Marruecos descubrí mi pasión por el desierto, y me fui a vivir entre dunas.
También emprendí y pasé de nomadear en solitario, a formar una familia viajera intercultural.
Criando y viajando, entre dos tierras, por le mundo. Con raíces y alas.
Tengo una agencia de viajes (www.tourpormarruecos.com). Fotografío y escribo.
Me encantan vuestras historias. Me siento identificada con ellas. Hace 4 meses que estuve en el desierto y no hay día que no me acuerde de él. Es mi tela de araña.
Un abrazo y gracias por estar ahí.
Todos debemos tener una tela de araña en algun lugar…
Pero valiente vos, que la encontraste y volviste por ella,
Admirable como con humildad y vida sencilla, hiciste de ese tu lugar.
estoy segura que si,
y que antes o despues todos acabamos atrapados por unos momentos, o por muchos años, en nuestra «tela de araña»
🙂
Qué bonito relato sobre el desierto! Por aquí otra enamorada que ahora mismo vive cerquita, en Oujda. Te dejo mi link, un blog sobre decoración marroquí.
besos
Gracias por la recomendación de tu blog Amina!
Bonito texto Cecilia. sin duda allí eres considerada una más.. d hecho allí m han hablado muy bien d ti 🙂 algo habrás hecho bien 😉 un beso
Hola Ursula,
no soy Cecilia, ella es una amiga, que tambien vivió las dunas (y las vive, aunque ahora en la distancia)
mucha gente nos confunde, pero yo me llamo Alicia.
Me alegro que te guste el texo.
Un abrazo
jjeje!! si ursula el blog es de mi amiga Alicia, una personita maravillosa y berebera absoluta! Eso espero, que hablen bien. ¿Qué motivos puede haber para que hablen mal?
Desde que descubri este blog no he podido parar de leer una publicación tras otra, pero esta.. esta me ha tocado el corazón, me ha emocionado. Me siento muy identificada con tus palabras. En mi caso, visité el desierto por primera vez con 13-14 años (no recuerdo bien) y desde entonces siempre sueño con volver; es como un virus… el “virus del desierto”.
Respeto y amo esta tierra, me enamoré de sus olores y sabores, del brillo de los ojos de los niños/as, el sonido de los tambores, sus paisajes contrastados.. pero sobre todo del cielo estrellado que cubre las dunas las noches sin luna.
Gracias por tus palabras, muchos besos desde Granada
Paisana 😉
Gracias a ti por leerlas y emocionarte.
Sin duda el Erg Chebbi es un lugar impactante donde los haya, con una naturaleza sobrecogedora, que dificilmente deja indiferente al que por aquí pasa.Y que realmente toca, al que cae en su tela de araña…
Un abrazo desde las dunas!