La soledad del viaje(ro), desde el punto de no retorno

Desubicación,

A veces la vida coge un ritmo frenético, que da vértigo
Para colmo, si le sumas varios cambios de cultura, de ciclos y de temperaturas… puedes sentirte caminar fuera del tiempo y del espacio, a contracorriente del resto del mundo.

En los últimos meses vi a gente despedir el año de formas muy diferentes. Un final de año 1435 árabe, del que casi ni me enteré, uno cristiano, que celebré desde mi cama, la del desierto, conexión Granada, vía Skype, mientras retumbaba la música por cada duna donde cientos de grupos de extranjeros invadían el fin del mundo para celebrar la llegada del nuevo 2015.
El nuevo año 2964 bereber, también desde Marruecos, el chino, desde Kuala Lumpur, y el hindú, desde Indonesia (Bali)

 

El punto de no retorno viajero

 

La gente celebraba y despedía el año. Unos con una sonrisa, satisfechos por el ciclo que cerraban, otros con desahogo, deseando nuevos aires con el cambio, con miedo, ilusión, en familia o con amigos… y todos esperanzados de que lo que viene será mejor, sintiéndose una parte más de esa cultura, que celebraba al unísono un acontecimiento importante.
Y yo, fuera de plano, solo podía pensar que los cambios de ciclo son psicológicos, que cada cultura los celebra “cuando quiere”, y que al final, puedes estar psicológicamente agotado un 31 de diciembre, y levantarte renovado el 1 de enero, con la certeza de que todo va a cambiar, solo porque tienes fe en ello.
Nos mueve la fe, en cosas, personas o creencias, y cuando la perdemos, perdemos la esperanza.

Estar mucho tiempo encerrado en una misma cultura, ayuda a unirte al resto, a sentirte uno más, a actuar como se considera que es lo ”normal” dentro de dichos códigos, y a cuestionarte menos. A sentirte mejor y vivir con menos solivianto esta vida llena de incertidumbres y existencialismos. A darle un sentido a todo lo que sucede a tu alrededor.

Un viaje en sí no significa la revelación de verdades universales ni convertirte en un sabio por el mero hecho de caminar por el mundo o llenar tu pasaporte de sellos.
Pero cuando sales de tú realidad habitual, y vives de lleno dentro de otras realidades, otras certezas y otro sentido de la normalidad, topas con nuevas miradas, propias y ajenas… empiezas a cuestionar todo, y abrir puertas que ya no podrás cerrar.

Tu gran reto, para siempre, será saber convivir contigo misma y con todo lo vivido dentro de ti, y tratar de sentirte agusto allá donde estés.
Hasta el punto de regresar a tu cultura, la que te impusieron, te enseñaron o te marcó, y cuestionar detalles que antes habían sido imperceptibles, de desechar cosas antes normales, que ahora te parecen disparates. De molestarte detalles antes insignificantes.

Hasta llegar a ese punto de no retorno en el que serás un incomprendido en tu sociedad y entre tu gente. Tratando de expresar experiencias que nadie entenderá.
De retraerte, y cambiar.

 

Y hablarás menos y callarás más, a sabiendas de que casi nadie va a entenderte. Y que quien lo haga será porque lo ha experimentado, y entenderá la magnitud de lo que tú viviste,

leyendo la profundidad tus silencios.

 

 

9 comentarios en esta entrada

  1. Muuy bueno ali! y justo como me siento ahora… Una incomprendida aquí y allí. Porque al fin y al cabo la cultura con la que hemos crecido nos hace no entender o no compartir del todo lo que vemos y vivimos en otros sitios, pero al mismo tiempo todo lo que hemos vivido en otros sitios nos abre esas “puertas” como bien has dicho, que también nos hace cuestionarnos, no entender o no estar de acuerdo con muchísimas cosas de la cultura y las costumbres que por “sorteo” nos han tocado… Pero al final lo importante es conocer, aprender de cada lugar y seguir caminando, que a alguien encontrarás que te entienda y sino pues esa experiencia que te llevas! 😉 un besoteee

    1. Claro que sí. Seguir caminando, seguir aprendiendo y seguir aplicando lo aprendido… aunque en el camino te vayas conviertiendo en una “billicha rara” 😉
      Un besazo!

  2. Has expresado increiblemente lo que sucede cuando viajas en sentido verdadero aprendiendo y compartiendo, insertandote en otra cultura. Gracias por espresar con palabras lo que siento dia a dia.

    1. Me alegro de que haya tantas personas que así lo sienten! me da que eso es muy buena señal
      🙂
      Gracias!

  3. Nos ha gustado mucho como expresas ese sentimiento que a muchos nos provoca el viajar. Y efectivamente el viaje no nos hace más sabios, nos hace más humildes y dispuestos a conocer nuevas formas de pensar y vivir.

    1. Claro que si! o al menos así pienso que deberia ser… No es viajar para terminar mirando por encima del hombro al que crees que lo hace “peor”
      Es viajar para entender que no todo tiene que ser “mejor” o “peor”, sino solo DIFERENTE.
      Gracias por comentar.
      Nos leemos!
      Abrazo

  4. Gracias. Por segunda vez, he vuelto de Mali sin saber si volvía a casa o si me iba de ella. Poca gente entiende el punto de no retorno, el callar por poder pensar, el sentirse fuera de lugar. Gracias.

    1. Poca gente lo entiende, cierto. Pero por suerte somos mas de lo que pensamos los qué si entendemos lo que es llegar al punto de no retorno…
      Tengo ganas locas de conocer tu 2ª (o 1ª..) casa, Mali!
      Un abrazo desde el desierto!

  5. Claro que sí. Seguir caminando, seguir aprendiendo y seguir aplicando lo aprendido… aunque en el camino te vayas conviertiendo en una “billicha rara” 😉
    Un besazo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio esta protegido por reCAPTCHA y laPolítica de privacidady losTérminos del servicio de Googlese aplican.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.